domingo, 15 de mayo de 2011

Sobre cerdos y gallinas


Aunque muy conocida la fábula o chiste del cerdo y la gallina, lo voy a reproducir en versión libre, para que sirva de introducción para el que no lo conozca.

“Se encuentran un cerdo y una gallina y deciden abrir un restaurante.
El cerdo dice: ¿como llamaremos al restaurante?
La gallina responde: Huevos con bacon
El cerdo contesta: No me parece justo, yo estaría comprometido mientras que tú solo estarías involucrada”

Los roles “cerdo” y “gallina” están presentes en todos los ámbitos de la vida, no solamente en SCRUM :-). En todas las comunidades, sociedades, equipos y convivencias, hay roles cerdo y gallina en mayor o menor medida.

La diferencia entre estar involucrado o comprometido, que a priori, se podría asociar al nivel de riesgo que se toma al participar en un proyecto; laboral o sencillamente de relación, en muchos casos se vuelve algo absolutamente subjetivo y cada uno cree ocupar un rol, que no es visto así por los demás.

Tenemos como “gallinas innatas” a aquellas personas que que se dedican a “estar”; en algunos casos, solo a “figurar”, que arriman el hombro en contadas ocasiones y solo, cuando no queda más remedio. Algunos de estos “fasiánidos”, suelen tener una habilidad especial, para aparecer cuando ha finalizado el trabajo.

Tenemos como “cerdos de vocación”, a aquellas personas que lo dan todo, que no reparan en sacrificios para conseguir el buen fin del proyecto y con los que puedes contar cuando se ponen las cosas feas. Este tipo de “suidos”, a menudo se ven eclipsados por los “fasianidos” cuando las cosas salen bien y cargan con las culpas cuando la cosa se tuerce.

Esta categorización puede parecer un poco extremista y de hecho, lo es, pero ¿le suena a alguien?. La realidad no es blanca ni negra y oscila sobre la escala de grises con el tiempo.

¿podemos elegir nuestro rol? . No, generalmente nos viene impuesto en cada caso, además no suele ser buena idea cambiarlo, no suele acarrear buenos resultados. Cada momento y cada escenario son una partida distinta, solo puedes jugar las cartas o pasar la mano, habrá otras.

El grado de implicación y compromiso es difícil de medir, además, bajo determinadas circunstancias, todos tendemos a pensar que los demás son las “gallinas” y nosotros los “cerdos” y esto en realidad no es más que un reflejo de nuestra propia frustración.

El cerdo y la gallina, sí pueden poner un restaurante juntos, solo hace falta cambiarle el nombre a "La tortilla de patata".