viernes, 3 de junio de 2011

Yo no trabajo por 800 euros

Esta es la frase con la que me encontré haciendo un zapping la semana pasada. En realidad, creo que fue "Yo no trabajo por 800 míseros euros". Se trataba de un programa de televisión, en el que participaban entre otros, unos jóvenes del movimiento 15M.

En el punto en el que yo llegué, hablaban en concreto sobre lo difícil que lo tienen los jóvenes para encontrar un trabajo. Hasta aquí todos de acuerdo, pero mi sorpresa llegó cuando uno de ellos; que creo recordar nunca había trabajado; espetó la frase lapidaria "Yo no trabajo por 800 míseros euros".

Al oír la frase, me llamó la atención y seguí escuchando el debate. La verdad es que acabé impresionado, o más bien indignado, hasta tal punto que apagué la televisión.

Entiendo que un joven que acaba de terminar la carrera (no se si era el caso), aspire a un trabajo relacionado con sus estudios y con una retribución salarial acorde a su nivel de estudios o experiencia, si es el caso. Lo que no entiendo es como se puede hablar con desprecio de un trabajo de 800 euros.

Seguramente este joven (o esta, no lo recuerdo), vive en casa con sus padres, no le falta comida, ropa y dinero para gastar el fin de semana, porque sus padres se lo pueden permitir.

Supongo que si no tuviera el paraguas de sus padres y sin otra fuente de ingresos, no le haría tantos ascos a los 800 míseros euros. De hecho, hay familias enteras en este país, que viven con esos ingresos.

Aplaudo que los jóvenes reivindiquen reformas laborales, económicas o sociales, de hecho creo que lo deberían hacer más frecuentemente y con más ahinco. También estoy de acuerdo que en la situación económica actual, los jóvenes tienen muy complicado encontrar un trabajo, independizarse, etc.

A veces escucho decir, que antes los jóvenes lo tenían más fácil, había trabajo para todos. Es cierto que antes había más facilidad para encontrar trabajo, pero también creo que es cierto, que se ha perdido cierto "garbo" o "coraje" para saber buscarse la vida, aunque en esto, seguramente parte de la culpa recae en los propios padres.

La situación laboral es complicada para los jóvenes que buscan trabajo, pero no nos olvidemos que es complicada también para los que no son tan jóvenes y cuando se tienen responsabilidades, lo primero es saber buscarse la vida.

Hay un punto que me gustaría resaltar, y es que tan complicado es encontrar un trabajo como saberlo mantener. En esta vida nadie te regala nada.

No nos engañemos, las empresas no son ONGs y están ahí para ganar dinero, así que no nos van a dar nada que no nos hayamos ganado previamente. Bien es cierto que hay quién se aprovecha de la coyuntura para para dar una vuelta de tuerca más y engordar la cuenta de resultados a costa del sacrificio ajeno.

Un trabajo de 800 euros no es para toda la vida, pero puede servir para adquirir experiencia, saber valorar el trabajo y ser un primer paso para encontrar otro mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dejando a un lado la prepotencia de todos aquellos que han terminado la Universidad cara su primer trabajo, hay algo que se te escapa. El hecho de aceptar ofertas de 800€ generará nuevas ofertas más económicas debido a que la demanda es aceptada. ¿Por que crees que los actuales salarios son muy similares a los que ofrecían hace 10-12 años incluso más bajo?, ¿baja todo (hipoteca, alimentos básico... etc) también en la misma línea proporcional?, ¿calidad de vida?

Saludos!

Pedro dijo...

Tienes toda la razón y estoy totalmente de acuerdo contigo.Solamente estoy criticando la actitud de quien se queja pero no hace nada al respecto.

Los trabajos se pueden aceptar o rechazar, eso lo deberá valorar cada uno atendiendo a sus necesidades y expectativas.

No es el hecho de rechazar el trabajo en si lo que critico, sino la actitud que se esconde bajo el desprecio.

En el mismo programa había otra chica "veinti pocos" años, que llevaba trabajando desde los 18. Ella si sabía lo que era trabajar!, en cambio, su actitud era otra y seguramente tenía iguales o mayores motivos para quejarse.

Las reivindicaciones son un derecho y si me apuras, hasta un deber social, pero no todo el mundo está igual de legitimado para las mismas reivindicaciones.

El movimiento se demuestra andando.